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¡Gisèle Pelicot conquista el mundo! | Sociedad | EL PAÍS

Portadas de medios a nivel mundial, transmisiones en televisión y programas de radio, redes sociales, grupos de WhatsApp y Telegram, y murales en ciudades europeas y no europeas: Gisèle Pelicot se encuentra en todos lados. Su nombre y su imagen están presentes porque así lo decidió. Durante la década en la que su esposo la sometió a la drogadicción y permitió que decenas de hombres accedieran a su hogar para abusar de ella mientras él lo grababa, se sintió impotente. Sin embargo, tuvo la fuerza y la determinación para actuar en el juicio que llevó al banquillo a los 51 hombres que la policía pudo identificar entre los 72 que fueron hallados en los miles de archivos que Dominique Pelicot conservaba en su computadora.

Puso su nombre y su rostro para comerle terreno al silencio y a la oscuridad con la que la violencia sexual se ha mantenido y extendido desde hace siglos. “La honte doit changer de camp” (la vergüenza debe cambiar de bando), dijo. Y mujeres de todo el mundo replican esa frase desde que comenzó el juicio, en septiembre. Ha sido pronunciada en todos los idiomas.

Como tantas otras antes ―“ni una menos”, “ni una más”, “me too”, “solo sí es sí”―, esa frase condensa la realidad atroz de ese caso, y también la realidad de otros cientos de miles de mujeres en el mundo que cada día son agredidas, sea o no sea tan atroz esa violencia. Y cuando Gisèle Pelicot abrió las puertas de esos juzgados y dejó que entraran los focos, no por ni para ella sino por y para las demás, abrió las puertas y dejó que los focos apuntaran a la reflexión necesaria para llegar a los cambios sociales, políticos, legislativos, y urgentes, que necesita Francia como los necesita el resto de países.